viernes, 16 de enero de 2009

EL PRECIO DE UNA OBRA

Dos amigos, se fueron a pintar a un pueblecito cercano de Alicante, tenían ya “el modelo” del que ya habían tomado unos apuntes anteriormente, se trataba de una callejuela que salía de una plaza ajardinada con un particular encanto para la técnica de la acuarela.
Cuando estaban casi terminando, acertó a pasar un lugareño que por la curiosidad propia de ver pintar, se quedo mirando un buen rato, tanto es así, que pregunto a uno de ellos si le vendería su obra, el otro le dijo que por 10.000 Pts era suyo,” déjame que sea yo quien decida el precio de mi obra” le comento al que iba dirigido el interés del lugareño.
Cuanto pagaría Vd. le pregunto. Yo solo tengo 500 Pts. Es suyo.
El encanto de esta historia (historia real) vino meses después, cuando de nuevo fue al pueblecito dicho pintor a tomar apuntes.
Estando enfrascado en su tarea, se le acerco aquel lugareño que le compro el cuadro, lo saludo y lo invito a comer en su casa y tras el no de cortesía, termino por aceptar.
Mira Adolfo, me dijo, cuando entre en aquella casa, y llegue al comedor,
me temblaron las piernas, algo recorrió mi cuerpo difícil de explicar, los ojos los tenia húmedos, yo creo que llore. Mi cuadro, aquel que casi regale, estaba allí presidiendo la zona mas noble de aquel gran salón, el hijo de aquel Sr. se había encargado de “vestirlo” con un marco que “le iba”, Te aseguro que fue el cuadro mas caro que he vendido en mi vida.

También me dijo algo de lo que tome buena nota. “Los que tenemos necesidad de pintar, (es una adicción), somos drogadictos, yo me tomo un brebaje que me ha funcionado bien desde mis inicios y que te recomiendo. – Un poco de sensibilidad, otro de percepción de lo bello, espíritu de superación, constancia en la practica, (tan necesaria), cuarto y mitad de humildad y el resto lo da la misma personalidad – Si no eres cuidadoso y al inyectarte en vena esta droga no pones el cuarto y mitad de humildad, lo que si te aseguro, es que caerás en el egocentrismo y esto solo esta dado para los “dioses”, los pintorcetes como nosotros no debemos creernos dioses”.
Adolfo Cano